Tan elegante como la Quinta Avenida o los Campos Elíseos, el Passeig de Gràcia presenta la oferta comercial y de ocio más exclusiva de Barcelona; una vía donde el modernismo despliega sus alas
Por Anna Tomàs Moreno
Cuando las murallas de Barcelona cayeron en 1854, las miradas de la aristocracia se fijaron en ese camino de 1,6 kilómetros que separaba el corazón de la antigua ciudadela medieval con la Vila de Gràcia, por entonces un municipio independiente de la capital catalana.
Los Campos Elíseos de París fueron su fuente de inspiración en el trazado de una avenida de varios carriles, donde las fortunas de la burguesía catalana construyeron sus palacetes y residencias bajo los cánones del estilo modernista, variante autóctona de la nueva corriente que seducía a las ciudades más elegantes de Europa conocida como secesión o art nouveau.
Como distinguidas construcciones de ladrillo, piedra, hierro forjado y vidrio, estas casas señoriales presumieron de una belleza innovadora, donde el desafío a los límites de la arquitectura iba de la mano de la renovación estilística.
Así se pueden ver, a un par de calles de distancia, dos obras maestras de Antoni Gaudí, como la Casa Batlló y su homenaje a la leyenda de Sant Jordi y el dragón, y la Casa Milà, más conocida como La Pedrera.
La primera comparte solar con la casa Lleó Morera, diseñada por Lluís Domènech i Montaner, y con la Amatller, creada por Josep Puig i Cadafalch. Se suman así tres variantes del modernismo que brillan en la llamada «manzana de la discordia.
Arteria de lujo
El lujo de estas centenarias residencias persiste con la renovación constante del Passeig de Gràcia, que presenta uno de los metros cuadrados más caros de España.
En su kilómetro y medio se concentran algunas de las marcas más exclusivas del mundo, desde los accesorios de Hermès, Jimmy Choo o Montblanc a las joyerías Tiffany & Co., Cartier, Tous, Rabat, Suarez, Chopard o Rolex. Grandes sellos de la moda femenina y masculina como Chanel, Gucci, Dior, Louis Vuitton, Saint Laurent, Loewe, Balenciaga, Moncler, Burberry o Prada despliegan su creatividad en exclusivos escaparates que magnetizan las miradas. Casi a tocar de la Avenida Diagonal, se encuentran los almacenes de lujo Santa Eulalia, donde desde 1843 bordan el arte del traje a medida.
En cuanto a la gastronomía, se pueden probar sofisticados platos de cocina internacional o relecturas de la tradición gastronómica catalana en restaurantes como El Nacional, Moments de Carme Ruscalleda, Oria y Lasarte de Martín Berasategui, Solc de Nandu Jubany, y Parco, entre otros.
Por supuesto, la propuesta de alojamiento no se queda atrás. En esta milla de oro de Barcelona se encuentran hoteles de alta gama como Condes de Barcelona, Hotel Casa Fuster, Majestic Hotel & Spa, Monument y Mandarin Oriental, hotel que hace pocos meses ha inaugurado sus lujosos apartamentos en la torre Deutsche Bank de Passeig de Gràcia. Estas residencias exclusivas han batido todos los récords y su ático de 580 m2 superará los 40 millones de euros, más de 60 000 euros por m2, triplicando el más caro de la historia de España hasta la fecha.
El Paseo de Gràcia apenas duerme, desde primera hora hasta bien entrada la noche atesora la esencia de Barcelona. Cuando se camina por sus aceras de baldosas con motivos marítimos se comprende por qué es una de las arterias más codiciadas e ilustres de toda Europa.